Situada a unos 30 km de la ciudad de Nazca, es una necrópolis del período de la cultura Nazca, que floreció entre el siglo II a.C. y el siglo IX. Contiene cráneos, huesos, trozos de tejido, fragmentos de cerámica, etc. recogidos en los cuatro rincones del desierto circundante, abandonados por ladrones de tumbas que sólo se llevaron lo que tenía mayor valor monetario y comercial. También se pueden ver aquí muchas momias, en muy buen estado de conservación a pesar del paso de los siglos, gracias en parte al clima árido de la región de Nazca. Es el único sitio en Perú donde es posible observar momias en sus tumbas originales.