En el borde de la Plaza de Armas, la catedral destaca con su alta fachada rosada y dos campanarios grises. El interior, muy concurrido, es una mezcla pura de estilo español, entre el barroco, el renacimiento, y elementos andinos. Los diez exuberantes retablos que contiene son muy impresionantes, sobre todo el retablo, que está cubierto con pan de oro.